domingo, 31 de enero de 2010

El simbolismo del Linga


El símbolo de Shiva,  la imagen que se venera en sus templos, es el falo erecto, el Linga. Está enterrado en el órgano femenino, el Yoni, pero no lo penetra. Sale victorioso de él como la columna de fuego que surge del vientre de la Tierra y que se denomina el Linga de luz.

"El término linga quiere decir signo; el signo distintivo mediante el cual se puede reconocer la naturaleza de algo que se llama linga" (Shiva Purana, 1.16.106). "El propio dios Shiva, en realidad, es sin signo(sin sexo), sin color, sin sabor, sin olor, fuera del alcance de las palabras o del tacto. Es sin cualidades, inmutable, inmóvil" (Linga Purana, 1.3.2-3). "Es lo informe, donde no existe ningún signo distintivo, aparece un signo que es el Universo. Este signo puede mencionarse, tocarse, respirarse, verse, saborearse. Es el origen de los elementos burdos y sutiles" (Linga Purana, 1.3.3-4).

La divinidad no puede percibirse más que a través de su creación, la cual constituye su signo, su Linga. Su imagen está presente en su obra por todas partes. En el microcosmos, es decir, en el ser humano, el sexo, fuente de vida, es la forma en la cual se manifiesta la naturaleza de lo informal. Sin embargo:

"Lo que se venera no es el falo en sí mismo, sino aquel de quien el falo es signo, el Progenitor, la Persona cósmica. El falo es el emblema, el signo de la persona de Shiva, de quien es imagen" (Shiva Purana, 1.16.106-107). El símbolo del Hombre cósmico, Purusha, el plan del Universo presente en todas las cosas, es el emblema del principio masculino, el linga. El símbolo de la Energía, que es la sustancia del mundo, la generadora de todo lo que existe, es el órgano femenino, el yoni". (Lingopasana Rahasya, p.154). "El centro del placer se localiza en el órgano sensual (upastha), en el falo y el yoni, cuya unión es la esencia de todo goce. Todo amor, toda sensualidad, todo deseo, es una búsqueda de gozo. La divinidad es un objeto de amor cuando representa una voluptuosidad sin mezcla. Todo goce, todo placer, es una experiencia de lo divino. Todo el universo brota del gozo". (Lingopasana Rahasya, p.153).

                                      

El linga de luz:

El principio llamado Shiva puede representarse como el eje de la manifestación del mundo que se desarrolla partiendo del punto límite, del bindu, punto de partida del universo. Este eje del mundo se representa como una columna de luz que atraviesa el universo de parte a parte.

En yoga, el "centro sutil situado en la base de la columna vertebral constituye un triángulo de deseo, saber y acción que forman el Yoni, en cuyo centro se levanta el Linga nacido de sí mismo, brillante como mil soles". (Shiva Purana).

El principio llamado Shiva representa la totalidad del poder de procreación que se halla el Universo. "En la creación, todo lleva la huella del Linga y del Yoni. Es la divinidad la que, bajo la forma de falo individual, penetra en cada matriz y procrea todos los seres". (Lingopasana Rahasya, p. 163). "Veneramos en el Sol, dispensador de la luz, la suma de todos los ojos. Del mismo modo, en el falo, veneramos a Shiva, presente en todo poder generador. No es que veneremos un ojo particular, del cual hagamos imágenes, sino que veneramos al Sol, el ojo total que nos da la vista, la fuente de toda visibilidad. Del mismo modo, es al Shiva completo a quien veneramos y del que hacemos imágenes" (Lingopasana Rahasya, pág. 154).

"El espacio es el Linga, la Tierra es su altar. En él residen todos los dioses. Es el signo, pues todo se disuelve en él". (Skanda Purana).


Bija:

El esperma es la semilla (bija) de vida. Es la mejor de las oblaciones, la forma más pura del elixir sacrificial (soma). Todos los seres han nacido de una ofrenda de esperma lanzada al fuego del deseo. Se representa a Agni, el señor del fuego, bebiendo el esperma que brota del falo de Shiva. La Luna es la copa de soma, de esperma, que Shiva lleva en su frente.

El esperma se denomina bija (la simiente), soma (la oblación), chandra (la luna), virya (la esencia viril), bindu (el punto que separa lo no-manifestado de lo manifestado).


La imagen:

                                      
Según los tratados de arquitectura, El Linga, emblema de Shiva, se divide en tres partes. La parte inferior es cuadrada, oculta en el pedestal. Representa a Brahma, el creador, el poder de gravitación, el poder de gravitación que forma los mundos. La parte central es octogonal y representa a Vishnu, el preservador, la fuerza de concentración que da nacimiento a la materia. La parte superior es cilíndrica y representa a Shiva, la fuerza centrífuga de expansión, de la cual surgen la forma y la materia.

El Linga está abrazado por el Yoni, el receptáculo. "La Madre universal es su altar. El propio Linga es la Inteligencia pura" (Shiva Purana, 1.21.22). En el templo el Linga está situado en el centro del tabernáculo, una oscura cámara cúbica que es la matriz, el Garbagriha del templo. Lo que determina el eje de la torre hasta su cumbre es el eje del falo erecto. De este modo evoca el Linga de luz, el eje del mundo.

La serpiente:

                                          

El linga está rodeado por una serpiente y con su lengua hendida toca el orificio. Shiva lleva un collar de serpientes. La serpiente es la imagen de la energía latente, dormida, fuente de la potencia sexual y mental que se halla enroscada en la base de la columna vertebral y que el yogui utiliza en su intento de conquista de los mundos superiores en el curso de su viaje interior. Las serpientes protegen a Shiva. Lleva serpientes como adornos y como cordón sagrado. Sólo Shiva el sanador puede controlar a las serpientes. En los comienzos de los tiempos, Shiva bebió el veneno que la serpiente Vasuki había escupido en el oceáno. Este veneno se bloquea en la garganta del dios dejando una marca azul en su cuello.


El Linga o cuerpo sexual:


                                                 

El ser vivo no es más que un momento transitorio de una realidad permanente que es la especie. Insignificante en tanto que individuo, cada ser vivo es, no obstante, esencial como vínculo, como eslabón de una cadena. Es como el portador de un relevo de la antorcha olímpica. Es el transmisor de un modelo, de un código que es permanente y se transmite de individuo a individuo.

Lo que caracteriza a la vida es la capacidad de reproducirse, de continuarse y transmitirse. Ella evoluciona a través de miles de generaciones. Al hombre se le llama Linga-dhara, el portador de su sexo. Su individualidad no tiene ninguna importancia, excepto en medida muy limitada porque añade algunos elementos al código que ha recibido y que debe transmitir en el marco de la especie a la que pertenece. No es más que un eslabón, pero hay muchos eslabones que refuerzan la cadena y malos eslabones que la debilitan.

El elemento permanece transmisible, el código de cada individuo, de cada eslabón, se halla incluido en la semilla que lo transmite. Surge del sexo del hombre como el universo surge del Linga. del falo divino. Según el célebre tratado de cosmología Shivaíta, la Samkhya-Karika:

"El programa del cuerpo sexual, preexiste al desarrollo físico de su portador. Consta de intelecto y de otras facultades sutiles. Pero no puede funcionar más que cuando se encarna, aunque permanezca independiente del cuerpo. Se caracteriza por un dharma, un "objetivo que cumplir" que porta con él en el momento en que abandona un cuerpo para tomar otro.

Para lograr el objetivo que se le ha asignado en la creación, el código sexual, el Linga Sharira, encarnado por el poder de la naturaleza (Pradhana), actúa como un actor que desempeña un papel detrás de otro" (Samkhiya-Karika).

"El universo procede de la relación de un Linga y de un Yoni, de una forma y de una sustancia. Así pues, todo lleva la firma del Linga y del Yoni. Es la divinidad la que, bajo la forma de falos individuales, penetra en cada matriz y procrea a todos los seres". (Lingopasana Rhasya).

"Es el único que penetra en todas las matrices" Shvetashvatara Upanishad).

La aparición del Linga:

                                                


Según el Shiva Purana (Kothi Rudra Samhita, cap.12) :

"Hay  un inmenso bosque de cedros llamados Daruvana. En él vivían muchos eremitas adoradores de Shiva que meditaban sin cesar sobre el creador del mundo. Relizaban tres veces al día los ritos de veneración del dios y cantaban himnos en su gloria. Un día, mientras los ermitaños habían salido a buscar hierbas sagradas que utilizaban en los ritos, Shiva, para poner su fe a prueba, se manifestó bajo una extraña forma. Apareció resplandeciente, completamente desnudo. Su cuerpo estaba cubierto de cenizas, sin ningún otro adorno. Estaba allí de pie, con su sexo en la mano, y comenzó a exhibirse con actos obscenos. Shiva había venido a esos lugares para mostrar su benevolencia hacia los residentes del bosque, sus fieles.

Las esposas de los ermitaños al principio quedaron aterradas, pero a pesar de su sorpresa se sintieron atraídas y se acercaron al dios. Unas querían abrazarle, otras le tomaban de las manos. Empezaron a pelearse entre ellas. En ese momento volvieron los sabios. Al ver a ese hombre desnudo en situación tan sorprendente, se escandalizaron y se enfurecieron. Equivocados por el poder de la ilusión y ciegos a causa de sus prejuicios, gritaron: "¿Qué sucede? ¿Qué significa esto? El sabio desnudo no les contestó. Entonces los ermitaños comenzaron a insultar al terrible dios-hombre.

"Te estás comportando de manera indecente. Has violado las reglas de los Vedas. Que tu sexo caiga a tierra". Nada más pronunciar esas palabras, el sexo del enviado divino, Shiva, de espléndido cuerpo, cayó al suelo. Pero quemaba todo lo que había ante él, allí donde iba todo quedaba chamuscado. Descendió a los infiernos, subió hasta el cielo, destruyó toda la tierra. Nunca se quedaba en un sitio durante mucho tiempo.

Todos los mundos y todos los seres  estaban angustiados y en peligro. Los dioses y los sabios ya no sabían lo que era la paz ni la dicha. Los dioses y los ermitaños que no habían sabido reconocer a Shiva estaban enfurecidos. Se reunieron y fueron a ver al hacedor Brahma, para implorar su protección. Después de haberle cantado sus elogios le contaron lo que había sucedido. Brahma les dijo: "Brahmanes ¿Cómo es posible que siendo sabios como sois hayáis cometido tales errores? Cómo podríais condenar por sus faltas a pobres ignorantes si os comportaís como ellos ¿Quién puede esperar volver a hallar la paz después de haber ofendido a Shiva tan gravemente? Cuando alguien se niega a honrar a un huésped imprevisto que se presenta a la puerta de casa a la hora de la comida, todos los méritos adquiridos por las austeridades pasan al visitante y éste deja como herencia el peso de todos sus crímenes. ¿Qué puede suceder cuando el visitante es el propio Shiva? Hasta que el sexo del dios no se estabilice, nada bueno puede suceder en los tres mundos. Tal es la verdad. Es preciso que los dioses consigan que la gran diosam la hija de los montes, Parvati, adopte la forma de una vagina y aprese este falo divino. Parvati, habiendo tomado la forma de una vagina, formará el pedestal sobre el cual se instalará el falo y será venerado con cantos, perfumes, sándalo, flores, incienso y ofrendas".

La veneración al Linga:

                                             


"Aquel que deja pasar su vida sin haber honrado el Linga es, en verdad, digno de compasión. Si se pone en una balanza, de un lado, la adoración del falo y, del otro, la caridad, el ayuno, los peregrinajes, los sacrificios y las virtudes, sale ganando la adoración del Linga, fuente de placer y de liberación que protege de la adversidad" (Shiva Purana).

"Aquel que venera el Linga sabiendo que es la causa primera, la fuente de la conciencia y de la sustancia del universo está más cerca de mi que de cualquier otro ser" (Shiva Purana).

El estado divino está formado por tres elementos que son: la existencia, la conciencia y el gozo (Sat-Chit-Ananda). Sólo el gozo forma parte del ámbito de la experiencia. Por tanto, es a través de él como podemos intuir, rozar el estado divino. El culto del Linga implica la veneración de la armonía, de la belleza del mundo, el respeto de la obra divina, de la infinita variedad de formas y de seres en los cuales se manifiesta el sueño divino. Nos recuerda que cada uno de nosotros no es más que un ser efímero y de poca importancia, que nuestra única función es mejorar el eslabón que representamos durante un instante en la evolución de la especie, y transmitirlo. El culto al falo se halla unido, pues, al reconocimiento de la permanencia de la especie frente a la impermanecia del individuo, del principio que establece las leyes de las que hemos surgido y no de sus aplicacioens accidentales y temporales, del principio de la vida y no del ser vivo, de lo abstracto y no de lo concreto.

                                                       
                                                                 


                                                              

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