miércoles, 9 de diciembre de 2009

SADHANA



Se divide en dos partes: la primera es la etapa dinámica, que expresa la energía activa, creativa del "HA", el principio solar; la segunda, la etapa pasiva, que expresa la energía pasiva y receptiva del "THA", el principio lunar.



Cuando se completa la secuencia de posturas, y antes de tenderse en Savasana, terminamos en una posición sentada, tradicionalmente el loto completo. La tradicional práctica sentada de Pranayama se concentra entonces en refinar y soltar la respiración, mientras el cuerpo se mantiene inmóvil en una postura que saca el máximo partido de la liberación de la caja torácica.



Con el tiempo, cuando la liberación de la respiración consigue que la mente se aquiete, abandonamos el control de nuestra respiración y entramos en meditación. Nuestra mente se aquietará en la misma medida en que hayamos conseguido liberar nuestra respiración. Llegados a este punto, dejamos que nuestra respiración, nuestra energía, nuestra postura y nuestra conciencia se asienten libremente por sí solas: algo que depende de nuestra capacidad de "soltar".



Los dos niveles de la Sadhana son: primero, actividad para liberar nuestras limitaciones habituales; luego, quietud para facilitar la cosecha de nuestro potencial latente.

Éste es el don espiritual que nos regala el Hatha Yoga: una liberación que nosotros mismos nos concedemos, tan profunda y completa como si volviéramos a nacer.

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