Saraha: nació en Vidarbha, que ahora está en el estado de Maharastra, en India, cerca de Puna.
En tiempos del rey Mahapala de Maharastra nació Saraha, hijo de un brahmín muy erudito que vivía en la corte del rey. El padre estaba en la corte, de modo que el joven creció allí, y tuvo cuatro hermanos, todos grandes eruditos. Saraha era el hijo menor y el más inteligente de todos. Los otros cuatro hermanos no eran nada en comparación con Saraha. Los cuatro maduraron y se casaron. La fama de Saraha iba extendiéndose por todo el país y el rey estaba encantado con él. Estaba dispuesto a dar a su propia hija en matrimonio a Saraha, pero Saraha quería renunciar a todo para convertirse en sannyasin, en buscador errante.
El rey se sintió herido; trató de convencer a Saraha para que se quedase. Este joven era tan hermoso y tan inteligente que, debido a él, la corte de Mahapala se estaba haciendo famosa. El rey estaba preocupado; no quería que este joven se hiciera sannyasin. Quería protegerle y darle todas las comodidades posibles; estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por él. Pero Saraha persistió y el rey tuvo que darle permiso: se hizo sannyasin y discípulo de Sri Kirti.
Sri Kirti estaba en el linaje directo de Buda: primero Gautama Buda; después su hijo, Rahul Bhadra, y más tarde Sri Kirti. El rey conmocionado, porque Saraha era un brahmín: si quería hacerse sannyasin, debería haber sido un sannyasin hindú, pero en cambio eligió un maestro budista, Sri Kirti.
Lo primero que Sri Kirti dijo a Saraha fue: "Olvídate de todos tus Vedas, de todo tu aprendizaje, de todas esas tonterías". Fue difícil para Saraha, pero él estaba dispuesto a todo. Algo en la presencia de Sri Kirti le había atraído como un gran imán. Abandonó todo lo que había aprendido, volvió a no saber.
Pasaron los años, y poco a poco fue borrando todo lo que había aprendido. Se convirtió en un gran meditador. Tal como había empezado a hacerse famoso como gran erudito, ahora su fama de gran meditador comenzaba a extenderse. La gente empezó a venir tan sólo para ver a este hombre que se había vuelto tan inocente, como una hoja fresca, como gotas de rocío sobre la hierba matinal.
Un día, mientras Saraha estaba meditando, tuvo una visión: la visión de una mujer en el mercado que iba a ser su verdadera profesora. Sri Kirti le había puesto en el camino pero la verdadera enseñanza iba a venir de una mujer.
Saraha se puso de pie y se preparó para partir. Sri Kirti le preguntó:
-¿Dónde vas?
-Tú me has enseñado el camino, has hecho que me desprenda del conocimiento-dijo Saraha-. Has hecho la mitad del trabajo: has limpiado mi pizarra. Ahora estoy preparado para la otra mitad.
Con las bendiciones de Sri Kirti, que se reía, Saraha se alejó. Fue a la plaza del mercado y se quedó sorprendido: Ciertamente encontró a la mujer que había visto en su visión! La mujer estaba haciendo una flecha, fabricaba flechas.
En India, una fabricante de flechas es una mujer de casta baja, y para Saraha-un erudito brahmín, un brahmín famoso que había pertenecido a la corte de un rey ir a ver a una mujer así era todo un símbolo.
Él vio en aquella mujer, una mujer joven, muy viva, radiante de vida, cortando la caña de una flecha, sin mirar a la derecha ni a la izquierda, plenamente absorvida en su tarea. Y sintió inmediatamente algo extraordinario en su presencia, algo con lo que no se había encontrado nunca. Incluso su maestro, Sri Kirti, palidecía ante la presencia de esta mujer. Algo tan fresco, algo de la fuente misma...
Saraha observó cuidadosamente: con la flecha preparada, la mujer cerró un ojo y abrió el otro, asumiendo la postura de apuntar hacia una diana invisible. Saraha se acercó aún más. Ahora no había diana; ella estaba apuntando a una diana desconocida, invisible.
Saraha empezó a sentir que le llegaba un mensaje. Esta postura era simbólica, sentía él, pero su significado era tenue y oscuro. Él podía sentir algo allí, pero no podía distinguir qué era.
Preguntó a la mujer si era fabricante de flechas profesional, y la mujer se rió con una risa salvaje, y le dijo:
-Estúpido Brahmín! Has abandonado los Vedas pero ahora adoras los dichos de Buda. ¿Qué sentido tiene? Has cambiado de libros, has cambiado de filosofía, pero sigues siendo el mismo estúpido.
Saraha estaba conmocionado. Nadie le había hablado nunca así. Sólo una mujer inculta puede hablar así. Y su manera de reír era tan poco civilizada, tan primitiva..., pero, aun así, muy viva. Él se sentía atraído. Ella era un gran imán y él un trozo de hierro. Entonces, dijo ella:
-¿Crees que eres budista?
Él debía llevar el hábito naranja de los monjes budistas, una túnica naranja. Ella volvio a reírse, y dijo:
-El significado de Buda sólo puede ser comprendido en la acción, no a través de las palabras y de los libros. ¿Aún no has llegado al punto de tener bastante? ¿Aún no estás harto de todo eso? No pierdas más tiempo en esa búsqueda fútil. Ven y sígueme.
Entonces ocurrió algo, algo como una comunión. Saraha nunca había sentido así. En ese momento, el significado espiritual de lo que ella hacía amaneció en él. Él la había visto dirigir la mirada ni a la derecha ni a la izquierda, sólo al centro. Primero había sido un filósofo: de un extremo al otro. Primero estaba adorando una cosa, ahora estaba adorando la opuesta, pero la adoración continuaba.
Puedes pasar de la izquierda a la derecha, de la derecha a la izquierda, pero eso no te va a ayudar. Serás como un péndulo yendo de izquierda a derecha, de derecha a izquierda...Y, ¿has observado? Cuando el péndulo está yendo a la derecha, está ganando impulso para ir hacia la iquierda; cuando va a la izquierda, está ganando impulso para ir hacia la derecha. Y el reloj continúa, el mundo continúa.
Estar en medio significa que el péndulo simplemente cuelga allí, en el medio, sin moverse a la derecha ni a la izquierda. Entonces el reloj se para. Entonces no hay más tiempo; surge el estado de no-tiempo.
Saraha se lo había oído decir muchas veces a Sri Kirti; había leído sobre ello, lo había contemplado. Había discutido con otros acerca de ello, que estar en el medio es lo adecuado. Ahora lo había visto en acción por primera vez. La mujer no estaba mirando a la derecha ni a la izquierda..., estaba mirando únicamente al centro, enfocada en el medio.
El medio es el punto desde el que ocurre la trascendencia. Piensa en ello, contémplalo, obsérvalo en la vida. Una persona persigue el dinero, locamente, está loca por el dinero; el dinero es su único dios. Un día u otro, el dios fracasa, tiene que fracasar. El dinero no puede ser tu dios; es una ilusión, estás proyectando. Un día te das cuenta que no hay dios en el dinero: no hay nada en él y has estado perdiendo tu vida. Entonces te vuelves contra él, tomas la actitud opuesta: no tocarás el dinero. Ambos caminos están obsesionados. Ahora estás en contra del dinero, pero la obsesión continúa. Te has ido de la izquierda a la derecha, pero el dinero sigue siendo el centro de tu conciencia.
Puedes cambiar de un deseo a otro. Eras demasiado mundano, ahora te haces trascendente: pero tú sigues igual, el deseo persiste.
Buda dice: Ser mundano es ser mundano, ser trascendente es ser mundano; adorar el dinero es estar loco, estar en contra del dinero es estar loco; buscar el poder es estúpido, escapar de él también es estúpido.
La sabiduría consiste en estar justo en el medio. Saraha lo vio realmente por primera vez: nunca lo había visto en Sri Kirti. Y la mujer tenía razón. Ella dijo:
-Sólo puedes aprender a través de la acción.
Ella estaba totalmente tan absorbida que ni siquiera miraba a Saraha, que estaba allí de pie, observándola. Ella estaba totalmente absorvida; estaba totalmente en la acción.
Éste vuelve a ser un mensaje budista: ser total en la acción. El karma se crea porque no estás totalmente en tus actos. Si estás totalmente en una acción, no dejas rastro. Haz algo totalmente, y no sólo estará acabado, tampoco guardarás un recuerdo psicológico de ello. Haz cualquier cosa de manera incompleta y se quedará contigo, se convierte en algo pendiente. La mente quiere continuar y completarla. La mente tiene la gran tentación de completar las cosas. Completa cualquier cosa, y la mente desaparece. Si sigues haciendo las cosas con totalidad, de repente un día descubres que no hay mente.
La mente es la acumulación de todas las acciones incompletas del pasado. Querías amar a una mujer y no amaste; ahora la mujer se ha ido. Querías visitar a tu padre y ser perdonado por todas tus acciones que le hirieron; ahora él ha muerto.
Lo pendiente, lo inacabado, se quedará como un fantasma. Ahora te sientes impotente, ¿qué hacer? ¿A quién acudir y cómo pedir perdón? Querías ser bondadoso con un amigo, pero cerraste. Ahora el amigo ya no está y eso duele. Empiezas a sentirte culpable. Te arrepientes. Cosas así siguen sucediéndose.
Haz cualquier acción totalmente y quedarás libre de ella; no mires atrás, porque no hay nada que ver. No tienes asuntos inconclusos. Simplemente vas hacia delante. Tus ojos están limpios del pasado; tu visión no está nublada. En esa claridad, llegarás a conocer la realidad.
Estás tan preocupado...con todas tus acciones incompletas, que eres como un basurero. Una cosa incompleta aquí, otra cosa incompleta allí...; nada está completo.
¿Lo has observado alguna vez? ¿Has completado alguna vez algo, o está todo incompleto? Dejamos una cosa de lado y empezamos otra, y antes de completarla, empezamos una tercera. Nos sentimos cada vez más cargados: esto es el karma. Karma significa acción incompleta.
"Sé total y serás libre"
La fabricante de flechas estaba totalmente absorbida. Por eso tenía un aspecto tan luminoso, por eso era tan hermosa. Era una mujer normal, peo su belleza no era de esta tierra. Su belleza venía de la absorción total en la acción.La belleza se debía a que no era extremista. La belleza se debía a que estaba en el medio, equilibrada. Del equilibrio viene la gracia.
Por primera vez Saraha había encontrado a una mujer que no sólo era físicamente hermosa, también era espiritualmente hermosa: absorbida totalmente, absorbida en lo que estaba haciendo. Él comprendió por primera vez: ¡Esto es meditación! No sentarse durante cierto tiempo a repetir un mantra, no ir a la iglesia o al templo o a la mezquita, sino estar en la vida, seguir haciendo cosas triviales, pero con tal absorción que la profundidad se revele en cada acción.
Comprendió la meditación por primera vez. Él habia estado meditando, había estado esforzándose mucho, pero por primera vez la meditación estaba delante de él, viva.
OSHO.
Doy gracias porque alguien puso en el momento exacto a Saraha en mi camino.
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