Te contaré una historia que a mi siempre me ha encantado que explicará qué es meditación.
Tres hombres salieron a dar un paseo matutino. Vieron a un monje budista en la colina, y como no tenían nada que hacer empezaron a discutir acerca de lo que el hombre estaba haciendo. Uno dijo: "Por lo que puedo ver desde aquí, está esperando a alguien. Quizá un amigo que se ha quedado atrás y está esperándole"
El segundo dijo: "Mirándole no puedo estar de acuerdo contigo, porque cuando alguien está esperando a un amigo que se ha quedado atrás, de vez en cuando mira hacia atrás para ver si llega o no, y cuánto tendrá que esperar. Pero este hombre nunca mira hacia atrás: simplemente, está ahí de pie. No creo que esté esperando a nadie. Yo creo que estos monjes budistas tienen vacas".
En India los monjes budistas tienen una vaca para la leche del té de la mañana: de otra forma tienes que mendigar una taza de té por la mañana temprano.
El segundo hombre dijo: "Creo que su vaca se ha perdido en alguna parte, tiene que haberse ido a pastar, y, simplemente está buscando la vaca".
El tercero dijo: "No estoy de acuerdo, porque cuando alguien está buscando una vaca no tiene que quedarse de pie como una estatua. Tienes que moverte por ahí, tienes que ir de un lado a otro. Él ni siquiera mueve la cara de un lado a otro. Qué decir de su cara; incluso sus ojos están medio cerrados".
Se iban acercando al hombre, así que pudieron verle más claramente. Entonces el tercer hombre dijo: "Yo no creo que hayáis acertado; creo que está meditando. ¿Pero cómo vamos a saber quién está en lo cierto?"
Dijeron: "No hay problema. Nos estamos acercando a él, podemos preguntarle".
El primer hombre le preguntó al monje: "¿Estás esperando a un amigo que se ha quedado atrás?" El monje budista abrió los ojos y dijo: "¿Esperando a alguien? Yo nunca espero a nada. Esperar algo va en contra de mi religión".
El hombre dijo: "Dios mío! Olvídate de esperar algo; simplemente dime: ¿estás esperando?"
"Mi religión enseña que no puedes estar seguro ni siquiera del siguiente segundo-contestó-. ¿Cómo podría esperar? ¿Dónde está el tiempo para esperar? No estoy esperando".
El hombre dijo: "Olvídate de esperar a alguien o de simplemente esperar; no entiendo tu lenguaje. Simplemente dime: ¿has dejado a algún amigo atrás?".
Él contestó: "De nuevo lo mismo. No tengo ningún amigo en el mundo, no tengo ningún enemigo en el mundo; porque ambos vienen juntos. No puedo tomar una cosa y dejar la otra. ¿No te das cuenta de que soy un monje budista? Yo no tengo ningún enemigo, no tengo ningún amigo. Y por favor piérdete, no me molestes".
El segundo hombre pensó: "Ahora hay una esperanza para mí". Dijo: "Ya se lo había dicho yo: Estás diciendo tonterías. Él no está esperando; es un monje budista; no tiene amigos ni enemigos". Tienes razón. Yo creo que tu vaca se ha perdido".
El monje dijo: "Tú eres incluso más estúpido que el primer hombre. ¿Mi vaca? Un monje budista no posee nada. ¿Y por qué debería estar buscando la vaca de otro? Yo no tengo ninguna vaca".
El hombre parecía sentirse muy incómodo, ¿qué hacer? El tercer hombre pensó: "Ahora, la única posibilidad que queda es lo que yo he dicho". Dijo: "Puedo ver que estás meditando".
El monje dijo: "Tonterías! La meditación no es una actividad. Uno no medita, uno es meditación. Para deciros la verdad, y no os sintáis confusos, simplemente estoy haciendo nada. Aquí de pie, sin hacer nada; ¿hay alguna objeción?" Ellos contestaron: "No, no hay ninguna objeción, es sólo que para nosotros no tiene sentido; aquí de pie, sin hacer nada".
"Pero-dijo él-eso es la meditación: sentarse y no hacer nada; ni con tu cuerpo ni con tu mente".
En cuanto empiezas a hacer algo, o bien entras en contemplación o en concentración, o entras en acción; pero te alejas de tu centro. Cuando no estás haciendo nada en absoluto (corporalmente, mentalmente, o a cualquier otro nivel), cuando toda actividad ha cesado y tú simplemente eres, simplemente siendo eso es meditación. No puedes hacerla, no puedes practicarla; tan sólo tienes que comprenderla.
Siempre que puedas encontrar tiempo para simplemente ser, deja todas las acciones. Pensar también es una acción, la concentración también es una acción, la contemplación también es una acción. Incluso si sólo durante un momento no estás haciendo nada y estás en tu centro, completamente relajado: eso es meditación y una vez le has cogido el truco, puedes permanecer en ese estado todo el tiempo que quieras.
Una vez que te has dado cuenta de la forma en que se puede permanecer sin ser perturbado, entonces poco a poco puedes empezar a hacer cosas, teniendo cuidado de que tu ser no se agite. Esa es la segunda parte de la meditación. Primero, aprender cómo simplemente ser, y luego aprenderlo en las pequeñas acciones: fregando el suelo, tomando una ducha, pero manteniéndote centrado.
Así que la meditación no está en contra de la acción.
No es que tengas que huir de la vida. Simplemente, te enseña una nueva forma de vida. Te convierte en el centro del ciclón. Tu vida sigue, en realidad sigue más intensamente (con más gozo, más claridad, más visión, más creatividad), y a la vez estás distante, como un observador en las alturas, simplemente viendo que todo está sucediendo a tu alrededor.
Tú no eres el hacedor, tú eres el observador. Eso es todo el secreto de la meditación, que te conviertes en el observador. La acción continúa, no hay problema: cortando leña, sacando agua del pozo. Puedes hacer todo tipo de pequeñas y grandes; sólo hay una cosa que no se permite, y ésa es que pierdas tu centro.