Tus pensamientos cabalgan, sobre los aires internos. Como un jinete sobre su caballo. "Khen Rimponché Gueshe Lobsang Tharchin (1921).
Trabajar desde el interior:
La sangre fluye dentro del entramado de nuestras venas, y diminutos impulsos eléctricos pasan por las ramificaciones de nuestro sistema nervioso. ¿Qué es lo que se mueve dentro de los canales internos?
Son los aires internos (Vayus). Se llaman "aires" porque como el aire que empuja un velero, son invisibles al ojo, pero muy poderoso. Están también profundamente conectados a otro tipo de "aire": nuestra respiración que fluye dentro y fuera de nosotros.
Piensa en los aires internos y en tu respiración como si fueran dos cuerdas de una guitarra. Si afinas las dos cuerdas exactamente en la misma nota, puedes puntear una y la otra vibrará pos si misma. La respiración sigue a los aires internos del mismo modo. Si los aires internos fluyen con facilidad y calma, la respiración fluye igual.
El cuarto nivel es así de simple: son tus propios pensamientos.
Los pensamientos y los aires internos están siempre conectados; funcionan al unísono, los pensamientos cabalgan sobre los aires como el jinete sobre su caballo. Esta conexión entre nuestros pensamientos y los aires en el interior de los canales es el increíble límite en el que coinciden nuestro cuerpo y nuestra mente. Y es precisamente aquí donde el Yoga del Corazón trabaja.
Tú mismo puedes seguir el rastro de esta conexión simplemente pensando en la última vez en que, de verdad, te sentiste entusiasmado o disgustado por algo. Ante una emoción fuerte, tus pensamientos dejan de fluir ordenadamente y, literalmente, se disparan. Puesto que los pensamientos cabalgan sobre el caballo de los aires internos, estos también empiezan a revolverse dentro de los canales. Como si un jinete de repente, le clavara con violencia las espuelas a su caballo. Éste saldría disparado en cualquier dirección.
A causa de la conexión existente entre los aires internos y nuestra respiración-como las dos cuerdas de una guitarra-, la respiración también pierde el control. Empezamos a respirar más y más deprisa, espasmódicamente. Las células de nuestro cuerpo no reciben su alimento a tiempo. Si mantienes esta situación el tiempo suficiente acabarás con una úlcera de estómago o un ataque al corazón, o quizás sean solo unas arrugas...pero tu cuerpo se queja porque no le tratas bien.
Un solo momento de intensa emoción negativa en el cuarto nivel, los pensamientos, altera los aires internos a ellos vinculados. Este problema en el tercer nivel repercute en el segundo; nuestra respiración. Y esto crea desequilibrios en el nivel cuatro progresa hasta el nivel uno.
Pero, pensándolo bien, este proceso también nos proporciona una maravillosa oportunidad; podemos aprovechar la interconexión entre todos estos niveles para invertir la situación. En realidad, este es el principal objetivo de la mayoría de formas de Yoga. Estiras y contraes el cuerpo físico haciendo que tu respiración sea más profunda y regular; así se estabilizan los aires internos y, automáticamente, se calman los pensamientos que cabalgan sobre ellos. Es como coger las riendas de un caballo desbocado para conseguir pararlo con suavidad: el jinete también se detiene por el simple hecho de estar encima del caballo. Este es, precisamente, el motivo de que una buena sesión de Yoga te deje tranquilo y renovado.
Pero, ¿qué sucede si lo hacemos al revés?: ¿Qué sucede si trabajamos desde el interior? Imagina que pudiéramos tener los pensamientos más hermosos, los que fluyen del modo más perfecto. Podríamos sentarnos en calma y, simplemente, recrearnos en ellos deliberadamente.
Puesto que los aires internos están vinculados a estos pensamientos, dichos aires empezarían a fluir fácilmente y con sosiego dentro de los canales internos. Esto activaría el mismo cambio en el nivel inmediatamente superior: también empezaríamos a respirar libre y sosegadamente. Todas la células recibirían a tiempo su alimento, llenas a rebosar. Así nuestro sería radiante, fuerte y ligero. Y lo habríamos conseguido solo a través del pensamiento. Esta es la clave del Yoga del Corazón.
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