Prosperidad

Prosperidad

Hara Therapy

Yoga Reiki Hara Kali&Shanti "donde el bienestar nace de dentro hacia fuera".

El Hara constituye el centro de tu ser, el vínculo con la existencia, la morada de la voluntad, la referencia que presta sentido a la vida.

Un viaje hacia el centro de tu ser, un viaje que comienza con el cuerpo y a lo largo del cual se desciende de la cabeza al corazón y del corazón al Hara.

"Aquel que comprende tiene alas"

Las principales causas del estrés en Occidente son "querer ser lo que no somos y hacer demasiadas cosas en una hora".

Aquí y ahora lo único seguro son los cambios constantes, inevitables, dejémonos llevar, soltar, sacar, soñar, actuar, volar...si te propones cambiar vas a crear tensión, primero hay que aceptar y luego relajar, tenemos que aprender cuál es nuestro ritmo, desde la relajación.









viernes, 8 de abril de 2011

Yoga Tibetano, Ejercicio 5: Amabilidad desde el Oeste


Si no puedes ser amable con los demás, al menos no les hagas daño.  Su Santidad el presente Dalai Lama

Ejercicio 5: Amabilidad desde el Oeste;

El quinto ejercicio empieza con el Estiramiento del Oeste (Paschimottanasana), uno de los ejercicios de Yoga más destacados en todos los antiguos libros indios. "Oeste" en este contexto, hace alusión a la espalda porque es bueno hacer Yoga mirando al este-dirección en la que giramos al pisar la Tierra-. Se trata de un estiramiento de la espalda y especialmente del canal central que recorre la columna.

La postura que complementa la flexión es la Rueda del Diamante (Dorje Korlo), cuyo efecto en la columna, a la altura del corazón, es el más pronunciado de todos. La descripción de este y los siguientes ejercicios según la tradición de los Dalai Lamas, procede de Je Tsong Khapa (1357-1419), maestro del Primer Dalai Lama.

Después de la última respiración que hacías en el ejercicio previo, siéntate en la estera al tiempo que exhalas. Si lo necesitas haz otra respiración o dos mientras te colocas con las piernas estiradas hacia delante. Presiona el suelo con las palmas de las manos a ambos lados para ayudarte a sentarte bien recto (Dandasana). Inspira y pronuncia en voz baja: "te envío amabilidad".



Quédate sentado en silencio durante cinco ciclos de exhalación/inspiración, mientras envías aire y luz. Exhalas: empieza el estiramiento del Oeste, estira el cuerpo hacia delante hasta cogerte los tobillos con las manos. A medida que ganes flexibilidad, trata de agarrar los dedos gordos de ambos pies con el índice y pulgar de cada mano. Inspira: tirando de los tobillos o dedos de los pies, atrasa los hombros y expande el tórax, abriendo el corazón. Exhala: deja caer de nuevo el tórax sobre las piernas empezando el movimiento desde el corazón. Inspira: mientras mantienes la postura, dirige suavemente la mirada hacia los dedos gordos del pie. Permanece así durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Relaja la postura con una exhalación e incorpórate. Realiza dos respiraciones con acompañamiento de brazos, abriéndote al bostezo y al suspiro.



En la siguiente inspiración, cruza las piernas y adopta una cómoda posición sentado; cógete las manos en la espalda con los dedos entrelazados y los brazos estirados. Exhala: aquí empieza la Rueda del Diamante, torsiona la parte superior del cuerpo hacia la izquierda, al tiempo que tiras hacia la derecha con las manos entrelazadas. Vuelve la cabeza a la izquierda tanto como te sea posible, dirigiendo la vista al hombro izquierdo. Mantén la postura durante cinco ciclos, exhalando e inspirando. Concentra la torsión en la espalda, detrás del corazón, no en el cuello ni en la zona lumbar. Exhala; relaja la torsión y regresa al centro. Realiza una respiración con acompañamiento de brazos.



Exhala; torsiona la parte superior del tórax hacia la derecha, tirando con las manos entrelazadas hacia la izquierda. Gira la cabeza tanto como puedas y dirige la mirada al hombro derecho, mantén la postura durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Exhala; relaja la torsión y regresa al centro. 



Inspira: colocas las manos entrelazadas encima de tu cabeza, estira los brazos hacia arriba mirando al frente. Estira cuanto puedas los brazos y extiende la columna. Exhala; mantén los brazos estirados mientras extiendes la columna y déjate caer lateralmente, flexionando hacia la izquierda. Mantén la postura durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Asegúrate de trabajar la zona del corazón, no la del cuello. Mantén recta la parte inferior de la espalda. Haz una exhalación, después inspira y vuelve al centro. 


Exhalas; continúas manteniendo la columna bien extendida, flexiona ahora hacia el lado derecho; mantén la postura durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Haz otra exhalación, inspira y regresa al centro.

Exhala; cógete las manos en la espalda con los dedos entrelazados, estira los brazos y dirige tu corazón hacia el suelo, mantén la espalda estirada. Al mismo tiempo, levanta los brazos hacia el cielo. Mantén la frente paralela al suelo, de modo que tu espina esté lo más recta posible, desde las cervicales hasta el cóccix. Mantén la postura durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Haz una exhalación seguida de una inspiración e incorpórate.


Exhalas; sigues con los dedos entrelazados en la espalda, sube los brazos y, abriendo el tórax, te arqueas suavemente hacia atrás. Deja caer la cabeza ligeramente hacia atrás mirando al cielo, mantén la postura durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Como siempre, concentra la extensión a la altura del corazón y no en el cuello o en la parte inferior de la espalda. Exhala y libera la postura.



Efectos: 

Las dos posturas que configuran este ejercicio producen un efecto físico a dos niveles. La flexión frontal sobre las piernas es uno de los mejores métodos para deshacer el nudo en los canales internos de la parte inferior de la espalda. Este nudo es, en última instancia, la razón por la que tantos de nosotros tenemos problemas lumbares principalmente. De hecho, este nudo ya está presente en nuestro cuerpo en forma diminuta, incluso durante los primeros momentos de la vida.

Los pensamientos a nivel subconsciente, conectados con nuestros aires internos, ya empiezan a liarse en el nudo. Los huesos de la parte inferior de la espalda van formándose alrededor del nudo, que ya constituye uno de los puntos más débiles y vulnerables en nuestra estructura corporal.



Este ejercicio nos ayuda a desatar el nudo lumbar, algo imprescindible si queremos hacer lo propio con el nudo situado en el corazón. Ocurre así porque existe una correlación entre los puntos bloqueados de nuestro cuerpo-muy parecida a la conexión interna entre los cinco niveles-. Trabajar la parte inferior de la espalda nos facilita la mitad del trabajo en el área del corazón.

Empezamos a trabajar con eficacia en el corazón cuando entrelazamos las manos en la espalda. Esta acción abre automáticamente el tórax; hay que insistir en tratar de unir las escapulas entre sí para acentuar el efecto. Esta es una de las zonas más difíciles de abrir, porque las vértebras dorsales detrás del tórax son diferentes de las demás. Estas vértebras en particular están pegadas a las costillas: tienen que cargar con todo el peso de la caja torácica que protege nuestro corazón y otros órganos vitales situados en el pecho. Como consecuencia, esta zona de la espalda tiene menos movilidad y los canales internos pueden llegar a atascarse.


Al levantar las manos entrelazadas por encima de la cabeza e inclinar los brazos a ambos lados, conseguimos estirar esta área normalmente inmovilizada. De nuevo, trata de flexionar la espalda en la zona paralela al corazón y no en las lumbares o en el cuello. Lo importante no es cuánto puedes flexionarte hacia los lados, en absoluto. Lo importante es sentir la flexión en la zona del corazón.

A continuación volvemos a doblar el cuerpo sobre las piernas. Concéntrate en estirar la espalda tanto como puedas y en expander el tórax tanto como puedas. El propósito de estas flexiones frontales no es tocar con la cabeza el suelo-si fuerzas probablemente sólo conseguirás apretar el nudo en la zona lumbar en vez de aflojarlo. Desciende gradualmente, mantén la espalda muy estirada, y expande el corazón.

Al principio, la tripa te dificultará las flexiones frontales. Después de pocas semanas de hacer este ejercicio, los canales internos reciben el mensaje y empiezan a expeler la grasa extra del cuerpo. Te irás estilizando, te sentirás ligero y cómodo todo el día. Estarás más a gusto contigo mismo, esto afecta a los aires internos y así pones en marcha otro ciclo ascendente en tu vida.

Al arquear hacia atrás, al final del ejercicio, una vez más sé consciente de trabajar aquella sección rígida de la columna, justo detrás del corazón y no tanto la parte baja de la espalda o el cuello. Acuérdate a lo largo del ejercicio de revisar tu lista de control.

Como el Dalai Lama señala a menudo, cada uno de los grandes maestros religiosos que han aparecido, ha tratado de convencernos al resto de no perjudicarnos unos a otros. Y no hay esperanza de que nuestra práctica de Yoga pueda ayudarnos si no entendemos porqué.


Cada imagen queda almacenada en la mente y enquistada allí, como una semilla bajo tierra en primavera. Tarde o temprano, la semilla germina en nuestros propios pensamientos y tiñe nuestra visión de la gente y de las cosas que nos rodean. No tendremos la sensación de que nuestro cuello queda ligero y flexible después de la sesión de Yoga; queda dolorido. De modo que si realmente queremos que el Yoga funcione, cuando nos relacionamos con los demás debemos hacerlo con lo que el Dali Lama llama "egoísmo iluminado". No podemos hacer, ni siquiera pensar nada que pueda perjudicar a otro porque todo queda registrado en nuestra propia cámara de vídeo que nos lo vuelve a reproducir más tarde.

Pero realmente para no dañar a los demás no es necesario que construyas máscaras, ¿Cuantas máscaras te has puesto hoy? Muéstrate tal como eres en cada momento de tu vida, sin engaños ni mentiras, y muéstrate al mundo tal como eres, no te dañes a ti mismo, cada momento es importante vívelo con todas las emociones





No hay comentarios: