Prosperidad

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Hara Therapy

Yoga Reiki Hara Kali&Shanti "donde el bienestar nace de dentro hacia fuera".

El Hara constituye el centro de tu ser, el vínculo con la existencia, la morada de la voluntad, la referencia que presta sentido a la vida.

Un viaje hacia el centro de tu ser, un viaje que comienza con el cuerpo y a lo largo del cual se desciende de la cabeza al corazón y del corazón al Hara.

"Aquel que comprende tiene alas"

Las principales causas del estrés en Occidente son "querer ser lo que no somos y hacer demasiadas cosas en una hora".

Aquí y ahora lo único seguro son los cambios constantes, inevitables, dejémonos llevar, soltar, sacar, soñar, actuar, volar...si te propones cambiar vas a crear tensión, primero hay que aceptar y luego relajar, tenemos que aprender cuál es nuestro ritmo, desde la relajación.









domingo, 18 de marzo de 2012

Sadhana, el camino es la meta



T.V.K Desichakar, hijo y discípulo de Krishnamacharya, en la recopilación de sus enseñanzas "Yoga conversaciones sobre teoría y práctica", lo explica así: "Shadana es el medio por el cual alcanzamos un punto hasta ahora inalcanzado". Y sigue diciendo: "Según el concepto de Yoga, hay algo profundo dentro de cada uno de nosotros que es real y no sujeto a cambio. Lo llamamos drastr o purusa. Es lo que ve y puede ver correctamente. La razón de ser de la práctica de yoga es dejar que esto suceda".


Desichakar lo describe de esta manera: "En el principio de la sadhana, claridad y confusión se siguen una a otra en ciclos, como olas. Esto significa que tenemos alguna claridad, alternando con confusión. Cuando progresamos hay menos confusión y más claridad".

En mi opinión quien asume una sadhana lo hace de por vida, pues en el fondo no significa otra cosa que vivir conscientemente. En los Yoga Sutra de Patanjali se nos presenta la práctica como el camino para eliminar aquello que frena el desarrollo armónico del ser humano y para potenciar lo que le impulsa.



"La práctica de yoga debe reducir las impurezas tanto físicas como mentales (tapas); debe desarrollar nuestra  capacidad de examinarnos a nosotros mismos (svadhyaya); y debe ayudarnos a comprender que, al fin y al cabo, no somos los dueños de todo lo que hacemos (ishvarapranidhana)"  (Sutra II.I, según versión T.K.V. Desichakar.

Más adelante, se nos dice que: "Por medio de la práctica de las partes del yoga, la impureza disminuye hasta que surge el conocimiento espiritual, que culmina en la percepción de la realidad" (Sutra II.28, según versión de Swami Satyananda Paramahansa).


Justo en el siguiente sutra se enumeran esas partes que componen, según la descripción de Patanjali, la práctica yóguica; lo que se ha venido a llamar el Asthanga Yoga o yoga de los ocho miembros: Yama (relación con el entorno), Niyama (relación con uno mismo), Asana (postura firme y confortable), Pranayama o control del Prana, Pratyahara o control de los órganos sensoriales, y los tres grados del Samyama o meditación (Dharana, Dhyana y Samadhi). Todos ellos pueden y deben aplicarse a la vida diaria, pero el lugar de ensayo o entrenamiento es la esterilla del practicante.


La shadana va incluso más allá de la disciplina que asumamos. Cualquier práctica de las diferentes vías surgidas en la diversidad cultural humana, puede responder a alguna de las cuatro sendas del yoga, a varias o todas a la vez. Senda Bhakti: la entrega a la voluntad superior, al orden cósmico del que formamos parte, la fe en esa consciencia que anima todo el universo. Senda del Karma, el amor a la acción correcta más allá del propio interés personal o de los frutos de ésta. Senda jñana o el discernimiento y la experiencia espiritual directa, mediante el conocimiento más elevado y la guía de los que nos han precedido. Y la senda Raja o del control mental, que para las fluctuaciones mentales a través de las diferentes técnicas.


Una vez definidos los elementos de nuestra shadana, el buscador debe convertirse en Shadaka, es decir, en aquel que practica. En este camino poco nos sirven las excusas, primero porque a nadie hay que rendirle cuentas, sino a uno mismo; segundo, porque si buscamos progreso, sólo se dará en la medida en que seamos sinceros y practiquemos. El camino espiritual es tan íntimo que ni él mismo sabe el progreso que va logrando.

No obstante, tenemos dos aspectos que definen nuestra práctica y que nos sirven de guía para saber si existe progreso. Patanjali lo define como Abhyasa, o práctica firme, y Vairagya, o desapego de sus frutos. Desichakar dice: "Debemos tener Abhyasa, que significa ir en una dirección determinada"



Si por fin asumimos la práctica, aún tendremos que estar preparados para los obstáculos que surgirán. Según avancemos, las pruebas irán sucediéndose. Es el camino del iniciado que, como en las leyendas y cuentos tradicionales, ha de superar vicisitudes que pondrán a prueba su coraje, su inteligencia y la bondad de sus hazañas. El desánimo es una de ellas. Tras la novedad, la mente se aburre y nos llena de dudas del tipo "no avanzo", "a mí no me hace falta", "esto ya está superado", "no tengo tiempo para estas historias"....

Paulo Coelho lo prevé en su Manual del guerrero de la luz y tiene el antídoto: "Un día, sin ningún aviso previo, el guerrero descubre que lucha sin el mismo entusiasmo que antes. Continua haciendo todo lo que hacía, pero cada gesto parece haber perdido su sentido. En este momento, él sólo tiene una elección: continuar practicando el Buen Combate".


"El guerrero de la luz sabe perder. Amarga el dolor de las heridas, la indiferencia de los amigos, la soledad de la pérdida. Él sabe que nadie gana siempre y sabe distinguir sus aciertos de sus errores". Otras veces, cuando más confiados y a gusto estemos, el avance parecerá resistirse...

Desichakar apunta hacia varias ayudas para estar simepre renovando nuestro esfuerzo: "Cuando intentamos Abhyasa, a causa de viejos hábitos, hay algo que nos atrae siempre hacia atrás. Por eso está bien ir a un maestro de vez en cuando. Leer libros inspiradores. Hablar con alguien que comparta el mismo entusiasmo por aquello que nos interesa...".


La propia práctica, si es correcta y sincera, nos alertará de los peligros y nos apuntará la solución . Paulo Coelho lo expresa así; "Mientras medita, el guerrero no es él, sino una centella del Alma del Mundo. Son estos momentos los que le permiten entender sus responsabilidad, y actuar de acuerdo con ella. Un guerrero de la luz sabe que, en el silencio de su corazón, existe un orden que le orienta".


Así lo definía Hermann Hesse en Shiddartha: "El objetivo final de su larga búsqueda era la disponibilidad del alma, una capacidad, un arte secreto que le permitía concebir en cualquier momento, en medio de la vida, la idea de la unidad, que le permitía sentir la unidad y respirarla".

Perseverancia es la palabra, no hay progreso en la práctica si no hay constancia. Hari Om.


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