Prana

La ciencia de la respiración, como muchas otras enseñanzas, tiene un doble aspecto: uno esotérico o interno y otro exotérico o externo.

Los ocultistas de distintas épocas y países suelen por lo general enseñar en secreto, a un número reducido de discípulos, que existe en el aire una sustancia o principio de la cual derivan de toda actividad, vitalidad y la propia vida.

Prana, palabra sánscrita que significa " energía absoluta". Podemos considerarlo como el principio activo de la vida o fuerza vital. Se encuentra en todas las formas vivientes, desde la ameba hasta el hombre y desde la más rudimentaria de la vida vegetal hasta la superior de la vida animal. El Prana lo comprende todo.

Se halla en todas las formas animadas y así como la filosofía oculta enseña que la vida está en todo, en cada átomo, también podemos deducir de sus enseñanzas que el Prana está en todas partes y en todas las cosas y que la aparente falta de vida en alguna de ellas es solamente un grado menor de manifestación.

Este gran principio existe en todas las formas de materia, pero no es materia. Está en el aire, pero no es el aire, ni tampoco en los cuerpos químicos que mezclados en la atmósfera lo constituyen. Lo inhala el organismo juntamente con el oxígeno y sin embargo no es el oxígeno.

El Prana está en el aire atmosférico, pero también en todas partes y penetra donde el aire no puede llegar.

El oxígeno del aire desempeña un papel importante en el sostenimiento de la vida animal y el carbono desempeña una función similar en la vida vegetal, pero el Prana tiene la suya propia y distinta de las manifestaciones de la vida, aparte de las funciones fisiológicas. Estamos constantemente inhalando el aire cargado de Prana, y contantemente también extraemos Prana del aire apropiándolo para nuestro uso.

En la respiración ordinaria absorvemos y extraemos una cantidad normal de Prana, pero por la respiración dirigida y regulada, llamada generalmente respiración yogui, nos ponemos en condiciones de extraer una mayor cantidad, que se concentra en el cerebro y en los centros nerviosos, para utilizarla cuando sea necesario. Podemos alamcenar el Prana de la misma forma que los acumuladores almacenan la electricidad.

No sólo fortalecen de esta manera todas las partes del cuerpo, sino que el cerebro también puede recibir un aumento de energía del mismo origen. Quien posee la facultad de almacenar Prana, sea consciente o inconscientemente, irradia a menudo vitalidad y fuerza, que notan los que se ponen en contacto con él.

Los científicos Occidentales, tuvieron alguna idea de la existencia de este gran principio, del cual está cargado el aire, pero al ver que escapaba al análisis químico y no lo detectaba ninguno de sus instrumentos, desdeñaron por lo general la teoría oriental. Incapaces de explicar este principio, lo negaron. Sin embargo, parece que reconocen que el aire de ciertos lugares, posee cierta cantidad de "algo" y los médicos envían los enfemos a esos lugares con la esperanza de que recobren la salud.

La sangre  asimila el oxigeno del aire y lo utiliza en el aparato circulatorio. El sistema nervioso asimila el Prana del aire y lo utiliza en su obra. Y así como la sangre oxigenada circula por todas las partes del organismo y cuida de su construcción y reparación, así también el Prana circula por todas las partes del sistema nervioso, cuya vitalidad intensifica.

Si nos representamos el Prana como el principio de la vitalidad, podremos formarnos una idea mucho más clara del importante papel que desempeña en nuestra vida.

De la misma manera que el oxígeno de la sangre se consume según las necesidades del organismo, la provisión de Prana se consume por nuestro pensamientos, deseos, voluntades, acciones, emociones, etc..., y se necesita en consecuencia su constante reposición en el organismo fisiológico.

Cada pensamiento, acto, esfuerzo de voluntad y movimiento de un músculo, consume cierta cantidad de fuerza nerviosa, que realmente es una modalidad de Prana. Para mover un músculo, el cerebro envía un impulso a los nervios y el músculo se contrae, ocasionando un consumo de Prana proporcional al esfuerzo realizado.

Si se tiene en cuenta que la mayor suma de Prana adquirida por el hombre le llega por medio del aire inhalado, es fácil apreciar la importancia de la buena respiración.