Hay muchos falsos maestros, pero sabemos que lo son porque también hay maestros de gran pureza y cuya motivación vital es colaborar en el progreso de los otros. Ramakrishna, uno de los más grandes místicos de la India contemporánea, gustaba de narrar este cuento.
En medio del amplio campo se levantaba un gran muro que circundaba una buena cantidad de espacio. Cuatro personas resolvieron descubrir lo que había detrás del impresionante muro.
El primero de ellos escaló el muro, llegó a la parte alta y, sin mediar palabra, ni siquiera volver la cabeza, se arrojó al otro lado. Del mismo modo procedió el siguiente hombre y de igual manera el tercero. Le tocó el turno al cuarto. Escaló dificultosamente el altísimo muro y por fin llegó al extremo del mismo.
Oh maravilla de maravillas! Tras el muro se extendía el más bello, primoroso y reconfortante jardín que un pudiera ensoñar. Su primer impulso, ante tanta hermosura, fue lanzarse sin demora hacia ese vergel insuperable, pero pensó en las demás personas. Ellas se merecían saber lo que había detrás del muro y también aprender a escalarlo para acceder a ese jardín de ensueño.
El cuarto hombre se quedó fuera del recinto maravilloso para poder hablar de él a los otros y aleccionarles adecuadamente para escalar el muro.
El maestro declara: Si encuentras un guía honesto y sabio, asóciate con él, aunque en último grado lo que él va a enseñarte es a despertar tu guía interior.
Del libro "Cuentos Hindúes"
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