No te preguntes "¿Qué tendré para mi si le doy lo mío a otro?" Al contrario, pregúntate "¿De qué me sirve tener algo si no le puedo dar?". Maestro Shantideva (Siglo 8)
Ejercicio 4; Dar junto al Sol:
Ahora estamos verdaderamente preparados para practicar los ejercicios físicos de Yoga; ahora tendrán realmente un efecto sobre nosotros, alcanzarán de lleno el quinto y más profundo nivel. Empezamos con el "Saludo al Sol" (Surya Namaskar"), pero lo vamos a realizar de un modo especial, el que procede del linaje de los Dalai Lamas.
Ponte de pie en la estera, con los pies juntos. Inspira, después tranquilamente dices: "te doy el regalo de la generosidad". Junta las palmas de las manos en el pecho cerrando los ojos, inspira de nuevo.
Permanece de pie durante cinco ciclos de exhalación e inspiración, respira muy despacio y plenamente, solo a través de tu nariz. La rosa con un diamante en su interior todavía está en tu corazón, fragante y reluciente. Cada vez que respiras, el aire que sueltas transporta la maravillosa fragancia de la rosa. Este perfume te envuelve.
Piensa de nuevo en aquella persona especial en tu vida-a la que quitaste su dolor durante el último ejercicio-. Vuelve a sentarte frente a ella. Ahora que hemos eliminado todas sus preocupaciones, queremos llenarla de buenos y alegres pensamientos. El primer pensamiento es un enorme deseo de dar a los demás. Vamos a enviarle a nuestro amigo el regalo de la generosidad misma.
Cada vez que sueltas el aire, imagina que el cálido y fragante perfume de la rosa sale de tus orificios nasales. Penetra suavemente por la nariz de la otra persona; inspira y el aire desciende hasta su propio corazón, donde ahora hay otra rosa roja con un diamante en su interior. De repente, la persona se siente feliz porque quiere dar, quiere darle a los demás aquello que necesitan.
Con esta alegría, el diamante en el corazón de la persona brilla como el agua pura y azulada en un estanque bañado por la luz de la Luna. Rayos como el azul del cielo y el agua pura, irradian de ambos diamantes-el tuyo y el suyo- formando un puente de luz entre vuestros corazones. Tu diamante llega incluso a fundirse en el suyo, como si fueran uno solo, en silencio.
Después de la quinta respiración, estamos listos para empezar los ejercicios físicos de Yoga. De ahora en adelante cada respiración particular contará. Recuerda, ahora es muy importante pensar que una respiración es una exhalación seguida de una inspiración, y no al revés. Fija tu mente en ello a lo largo de los ejercicios.
Exhalas; une las palmas de las manos a la altura del corazón con los pulgares unidos hacia dentro. Inclina la cabeza hacia el pecho y haz la primera exhalación. Inspira; mantén las manos juntas, estira los brazos al frente y bájalos aún juntos en dirección al suelo. Después, estira los brazos apuntando hacia el cielo, un poco por detrás de tu cabeza, arqueando la espalda con suavidad. Empuja hacia dentro desde tu corazón, no desde el cuello o la cintura. Mira hacia arriba, hacia tus manos, no hacia atrás.
Mantén esta posición durante cinco ciclos de exhalación/inspiración. Esta es la postura tibetana llamada "Cielo de diamante" (Namka Dorje).
Exhala; ahora deja caer los brazos estirados hasta el suelo, manteniendo la columna extendida, mientras acercas el tórax a las piernas. Cógete los tobillos; también puedes agarrarte los dedos gordos de los pies con el índice y pulgar de cada mano; mantén las piernas y la espalda rectas. A medida que progresas, procura colocar las palmas de las manos en el suelo, a los lados de los pies. Deja la mirada en ellos.
Inspiras; con tu pie izquierdo da un paso hacia atrás de unos 90 cm. Mantén la pierna izquierda estirada y la derecha doblada por la rodilla.
Exhalas; unes atrás el pie derecho con el izquierdo, elevando las caderas hacia el cielo y manteniendo las piernas estiradas. Presiona el suelo con las manos y los pies mientras diriges tu mirada hacia el ombligo.
Inspirar; deja caer las caderas y el pecho en dirección a los brazos, dibujando una línea inclinada con tu cuerpo que vaya de la cabeza a los pies, como si estuvieras a punto de hacer una flexión.
Exhalas; flexiona los codos, acercando lentamente el cuerpo al suelo. Mantén la barbilla levantada y la mirada al frente. (principiantes descender desde las rodillas).
Inspira; empuja el tronco hacia arriba con las manos, estirando las puntas de los pies hacia fuera. Sigue estirando los brazos y arqueando la espalda, con la mirada hacia arriba. Recuerda que arqueas desde la zona del corazón, y no tanto desde el cuello o la parte inferior de la espalda.
Exhalar; empuja de nuevo con la cadera hacia arriba, como antes, presionando el suelo con las manos y los pies. Mira a tu ombligo.
Inspira; avanza con tu pierna izquierda flexionada hasta situar el pie entre las manos. Mantén la pierna derecha estira con los dedos del pie apoyados en el suelo. Junta las palmas de las manos con los pulgares hacia dentro, y estira los brazos hacia arriba. Mira tus manos, arqueando ligeramente la zona del corazón y no la del cuello.
Exhalas; coloca de nuevo las manos en la estera a los lados del pie (izquierdo) apoyado en el suelo. Después, lleva ese pie hacia atrás, unelo con el derecho para formar de nuevo una línea inclinada con el cuerpo hacia el suelo, mirando hacia delante con la barbilla levantada.
Inspira; empuja de nuevo con el tronco hacia arriba con las manos, extiende los dedos de los pies hacia fuera. Sigue estirando los brazos y arqueando la espalda, con la mirada hacia arriba.
Exhalas; vuelve a la posición en que empujas con las caderas hacia arriba-parecido a una V invertida-presionando con los pies y las manos en el suelo. Observa tu ombligo y cuenta cinco ciclos de exhalación-inspiración.
Exhalas; avanza tu pie izquierdo hasta colocarlos entre las manos con un paso largo, mira al frente.
Inspira; une el pie derecho con el izquierdo, estirando las piernas y la espalda como si estuvieras haciendo una inclinación. Todavía miras al frente.
Exhalas; dirige tu mirada hacia los pies, cógete los tobillos y acerca el tórax a las piernas, manteniéndolas estiradas.
Inspiras; une las palmas de las manos con los pulgares en su interior y estira de nuevo los brazos hacia el cielo doblando ligeramente las rodillas. Arquea suavemente la espalda hacia atrás, a la altura del corazón, elevando la mirada.
Exhalas; regresa a la posición de pie con las manos juntas en el corazón y con los pulgares hacia dentro.
Repite la secuencia entera, pero esta vez empezando con el pie derecho. Repite ambos lados una vez más.
Qué efecto tiene el ejercicio sobre ti:
Empezando con este ejercicio y siguiendo con el resto, damos paso a la sección de dar según la práctica tradicional de Dar y Tomar-la llave para entrar en el Yoga del Corazón en la tradición de los Dalai Lamas-. La práctica de Dar se hace mientras se expulsa el aire; combinamos pensamientos perfectos y respiración física, que es como se acerca una cerilla a un bote de gasolina. Se produce un efecto inmediato y poderoso tanto en nuestra salud como en nuestra paz mental. Veamos como este efecto viaja a través de los cinco niveles.
La razón por la que el Saludo al Sol resulta un ejercicio de Yoga tan poderoso es que combina un número de posturas tradicionales, proporcionando todos los beneficios de cada una de ellas. La primera postura, de pie en nuestra estera-llamada la "Postura de la Montaña" o "Postura Firme"-nos da un sentimiento de equilibrio y honestidad. Esta sensación de que un firme eje recorre el centro de todo nuestro cuerpo es, de hecho, un pequeño atisbo del poder del canal central. Los aires internos empiezan a agitarse en su interior por el simple hecho de mantener una postura correcta.
Cuando levantamos los brazos hacia el cielo, la tensión en el cuello y los hombros se libera. Esta liberación se debe a una ligera apertura de dos puntos bloqueados en los canales internos; uno en la base del cuello y otro cerca de la columna vertebral, detrás del corazón. Puesto que el Yoga del Corazón acentúa, precisamente, la apertura del corazón, nos detenemos aquí para hacer cinco respiraciones lentas, exhalar e inspirar.
Es muy importante enfocarse en la extensión hacia atrás, en la zona de la columna situada detrás del corazón; no debes dejar caer demasiado el cuello hacia atrás; pon especial atención en mantener la parte inferior de la espalda prácticamente recta. Si arqueas la columna a la altura del corazón y mantienes la postura, el efecto de desbloqueo sobre la constricción del corazón es mucho más poderoso.
La flexión frontal que le sigue, te ayuda enormemente a eliminar el exceso de grasa en la cintura. Es importante mantener la cabeza recta y flexionar desde la cadera, no desde las lumbares. Un profesor de Yoga cualificado de cualquier tradición puede enseñarte cómo hacerlo, y esa es otra cualidad del Yoga del Corazón: puedes añadir estas instrucciones a lo que sea que estés aprendiendo en tu centro de Yoga habitual.
La flexión frontal también te ayuda a liberar los nudos de los canales internos, cerca de la columna vertebral justo por encima de la cintura, y hacia abajo, cerca del cóccix. Esto mejora la digestión-gradualmente y de modo natural te sentirás más inclinado por la comida sana y rechazarás la poco saludable-.
El movimiento de empujar hacia arriba con la cintura que viene a continuación, refuerza tórax y lumbares; tus brazos también empezarán a parecer más atractivos. A esto le sigue otro arqueamiento de columna hacia atrás, levantando la cabeza y el tórax. De nuevo trata de sacar el tórax hacia fuera y sitúa la flexión en la zona tras el corazón, no en la parte inferior de la espalda. Un buen truco es tratar, conscientemente, de unir los omóplatos entre sí, y también ser consciente de cómo la piel del tórax se estira.
La postura parecida a una V invertida que sigue cuando levantamos los glúteos, actúa como contrapostura de la extensión de columna que acabamos de hacer. Esto estira las vértebras de la espalda y compensa el estiramiento frontal-previniendo el dolor lumbar-. Por supuesto, la causa principal de este dolor es el bloqueo de los canales internos en este mismo punto. El estiramiento ayuda una vez más a deshacer nudos.
El estiramiento hacia arriba con una pierna extendida y la otra flexionada por la rodilla, vigoriza las piernas haciéndolas más esbeltas. El estiramiento de piernas ayuda a soltar los nudos de los canales en la zona inguinal, favoreciendo una vez más la energía digestiva y sexual.
Cada vez que levantamos los brazos al cielo con este ejercicio, asegúrate de unir los pulgares dentro de las palmas, pensando que el gesto recuerda el diamante en la rosa de tu corazón. Este recuerdo constante te ayuda a abrir el corazón.
Hemos dicho anteriormente que el Yoga no será muy provechoso si mientras lo hacemos, dejamos la mente divagando sin rumbo entretenida con los problemas y los planes de vida diaria. Esto ocurre porque los aires internos se enmarañan cuando lo hacen nuestros pensamientos. De modo que aprovecha la situación y déjala que se dirija a la lista de control.
Revisar la lista de control es una manera de hacer que tu práctica de Yoga mejore más y más. Es una lista de cosas de las que quieres ser consciente durante la sesión; cosas que te ayudarán a progresar y sacarle el mayor partido a tu precioso tiempo. La lista puede incluir algunos puntos generales muy importantes que nunca varían, y también algunos puntos específicos con los que estés trabajando en el momento.
La lista de puntos específicos podría incluir cosas como "¿Tengo abiertos los hombros cómo me indicó el instructor durante la última clase?" La lista podría ser como sigue:
-¿Cómo va mi respiración? ¿me estoy concentrando en soltar primero e inspirar después? ¿Estoy haciendo el sonido susurrante con mi exhalación, lenta y larga? ¿Está mis rostro relajado, feliz y sonriente? ¿Observo fijamente el lugar adecuado y muevo después mis ojos con suavidad hasta el punto siguiente? ¿Estoy estirando mi cuerpo al máximo dentro de mis posibilidades, pensando que se estiran también los canales internos? Y lo más importante; ¿me acuerdo de enviar mi regalo a esa persona especial cada vez que suelto el aire?
Al principio no podrás mantener mucho tiempo la concentración en todos estos puntos mientras practicas cada ejercicio. Cuando empezamos, dedicamos la mayor parte de nuestro esfuerzo a tratar de colocar el pie o la mano en el lugar adecuado. De hecho, las primeras semanas de aprendizaje son las más difíciles; un principiante trabaja mucho más duro que alguien con mayor experiencia.
Con el paso del tiempo te darás cuenta de que imaginar que le puedes enviar generosidad a otra persona solo exhalando, empieza a tener un profundo efecto en tu propia vida. Cada vez que pensamos en ayudar a otro nos volvemos más generosos y desprendidos, plantamos semillas muy poderosas en nuestra propia mente. A medida que estas semillas maduran, uno mismo se convierte en una persona más generosa.
Así se desencadena una mayor transformación en el libre fluido de nuestros pensamientos y los aires internos sobre los que éstos cabalgan. Esto nos hace, simplemente, personas cada vez más satisfechas y alegres. Debido a la conexión entre los aires internos y nuestra respiración, empezamos a respirar más profundamente y con mayor sosiego durante todo el día. Así se fortalece el cuerpo-pronto verás que raramente te enfermas, y te sentirás lleno de vitalidad todo el día para hacer todo lo que te propongas-.
Nos sentimos más felices y, nuevamente, el ciclo que conecta los cinco niveles empieza de nuevo, y es cada vez más elevado. Aquí radica la peculiaridad del Yoga del Corazón, sean cuales sean los ejercicios que estés aprendiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario