Prosperidad

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Hara Therapy

Yoga Reiki Hara Kali&Shanti "donde el bienestar nace de dentro hacia fuera".

El Hara constituye el centro de tu ser, el vínculo con la existencia, la morada de la voluntad, la referencia que presta sentido a la vida.

Un viaje hacia el centro de tu ser, un viaje que comienza con el cuerpo y a lo largo del cual se desciende de la cabeza al corazón y del corazón al Hara.

"Aquel que comprende tiene alas"

Las principales causas del estrés en Occidente son "querer ser lo que no somos y hacer demasiadas cosas en una hora".

Aquí y ahora lo único seguro son los cambios constantes, inevitables, dejémonos llevar, soltar, sacar, soñar, actuar, volar...si te propones cambiar vas a crear tensión, primero hay que aceptar y luego relajar, tenemos que aprender cuál es nuestro ritmo, desde la relajación.









lunes, 12 de julio de 2010

Los desafíos de la meditación



Descubrirás que la meditación es mucho más fácil si posees un entendimiento exhaustivo de los desafíos que pueden surgir durante la práctica.

 La práctica de la meditación exige una rigurosa introspección, que es la responsable de los cambios en la personalidad, el estilo de vida y los valores. La meditación refuerza el carácter y elimina tus defectos y juega un papel importante a la hora de conseguir la calma y el sosiego de la mente, condiciones necesarias para alcanzar el estado meditativo. Puede que la tarea de cambiar el comportamiento y la personalidad resulte difícil, pero observa cada obstáculo como una prueba de fuerza para la mente. Ésta aumenta su poder cuando supera situaciones problemáticas.

Es normal que cuando empieces a practicar la meditación aparezca una capa tras otra de pensamientos negativos procedentes del subconsciente. No expulses esos pensamientos de repente o por la fuerza, o se volverán en tu contra con más energía. Los pensamientos negativos se desbordan si intentas deshacerte de ellos. Se trata de una ley psicológica conocida como la "ley de la resistencia". Sabrás que tu mente se está reforzando cuando, al aparecer pensamientos negativos, se sientas incómodo; anteriormente estos pensamientos habrían sido bienvenidos. Sigue observando tu mente; en especial cuando esté relajada. Los enemigos de la meditación, la paz y la sabiduría son las oleadas de ira, irritabilidad, celos y odio.


                                                                  SUEÑO


                                        

La somnolencia y el sueño son obstáculos normales en la práctica de la meditación. Las horas que necesitas dormir se reducirán considerablemente cuando hayas establecido una práctica regular.

A veces, durante tu práctica, puede que no estés seguro de si te has quedado dormido o si estás realmente meditando. Durante la meditación el cuerpo se vuelve ligero y la mente alegre, pero durante el sueño, el cuerpo y los párpados son pesados, y la mente se apaga. Si el sueño se convierte en un problema durante la meditación, mojáte la cara con agua fría, realiza ejercicios de respiración o si tienes práctica realiza Sirsana durante 5 minutos.


                                                 ALETARGAMIENTO


                            

Muchas veces, el aletargamiento y la depresión afectan al principiante. A veces la causa es física, como por ejemplo los pobres hábitos alimenticios, la indigestión, la falta de ejercicio o un entorno negativo.

Cuida tu salud y tu bienestar prácticando ejercicio regularmente y llevando una dieta sana, y evita el trabajo mental aburrido, demasiadas o muy pocas horas de sueño. El aletargamiento también puede aparecer cuando la vida está desequilibrada. Dá un ritmo a tu vida estableciendo una rutina diaria de meditación, ejercicio y estudio. La actividad física proporciona el equilibrio necesario para la práctica de la meditación, y el trabajo duro debería formar parte integral de la estructura diaria. Como el cuerpo y la mente están íntimamente conectados, intenta estar alegre a todas horas. La alegría y la buena salud van juntas de la mano.


                                                        HABLAR DEMASIADO


                                           

Hablar deamasiado disminuye el poder espiritual y dificulta la práctica de la meditación. Hablar requiere una cantidad notable de energía e inquieta y agita a la persona. Si eres una persona habladora o si disfrutas de los debates intelectuales, evita la tendencia a implicarte en charlas o discusiones innecesarias, que te harán sentirte agotado. Los sabios hablan poco y sólo cuando es necesario.

Para ayudar a calmar, centrar y disciplinar la mente, trata de practicar "mouna" o silencio, durante un máximo de una hora cada día, superando el tiempo que dediques a la meditación. Para conseguir unos resultados óptimos, practica a una hora en que normalmente sientas grandes impulsos de hablar. Obviamente, la idea no consiste en mostrarse hosco ni antipático, ni causar malas impresiones. Practica con sensibilidad.


DESÁNIMO

Al cabo de un tiempo de practicar la meditación, puede que te asalten algunas dudas sobre la efectividad de la práctica. La falta de fe desanima y es un grave obstáculo en el camino de crecimiento personal. Puede que estés tentado a reducir esfuerzos o incluso abandonarlos todos. Recuerda que siempre habrá períodos en que el progreso parecerá un poco lento. Las dudas tienen la tendencia a aparecer una y otra vez.

En el momento que aparezcan, busca inmediatamente amigos o profesores que te inspiren, compartiendo con ellos un tiempo la práctica.Conversar con gente que posea una fe firme  y una práctica sólida despeja todas las dudas. Sigue recordándote a ti mismo que los desafíos te ayudan a ser más fuerte. Continúa la práctica sin tener en cuenta los resultados. Alcanzarás el crecimiento, pero siempre de una manera gradual. La sinceridad, la regularidad y la paciencia contribuirán a que el progreso sea posible.


                                                                     IRA


De todas las barreras emocionales que se encuentran en la práctica de la meditación, una de las más devastadoras es la ira, el peor enemigo de la paz. Cuando los deseos no se cumplen, se manifiesta la ira. Tu mente se vuelve más confusa, pierdes la memoria y la comprensión, dices y haces cosas inconscientemente e incontroladamente. La ira perjudica seriamente nuestros cuerpos físico y psíquico, así como también el de los demás. Un arrebato de ira puede destrozar todo el sistema nervioso. La ira gana fuerza a través de su repetición y es difícil controlarla cuando se ha convertido en algo normal.

Al controlar la ira, todos los demás defectos mueren por sí mismos y la voluntad se vuelve poco a poco más fuerte. Observa tu mente con atención para ver si alberga signos de irritabilidad. Si te enfadas a menudo, , intenta reforzar tu mente practicando la paciencia tan pronto como se manifiesta la irritación. De esta manera serás capaz de parar los impulsos y emociones antes de que tomen forma y escapen a su control. Habla siempre con moderación, y si notas como la irritabilidad aparece en la conversación, para de hablar y dirije tu atención hacia otra cosa. Intenta hablar con autoridad pero suavemente, ya que las palabras duras sólo crean enfado.


                                                                         MIEDO



El miedo es la emoción más debilitadora de todas y dificulta gravemente la capacidad de meditar. El miedo constante, que se expresa a través de la preocupación y la ansiedad, mina la energía, hace tambalear la confianza y debilita la capacidad de conseguir los objetivos propuestos. El miedo es consecuencia de una imaginación vívida, que sin embargo adopta formas reales y se manifiesta en una gran variedad de formas: el miedo a la muerte, el miedo a las enfermedades, el miedo a la soledad, el miedo a la compañía.

Especialmente el miedo a la crítica pública puede interponerse en el camino de tu progreso meditativo. Puede que los amigos, e incluso familiares más allegados se burlen o te critiquen por prácticar la meditación. Aferráte a la práctica ante las burlas.


                                                                           ODIO

                                      

El odio, al igual que la ira y el miedo, es uno de los obstáculos más importantes para la mente del practicante aplicado. El odio es una enfermedad contagiosa. El odio crea más odio, lo que conduce en última instancia al horror y a la devastación de la guerra. A menudo sus raíces están profundamente encerradas en el subconsciente. El desprecio, los prejuicios y las burlas son algunas de las formas más perjudiciales que adopta el odio. Puedes tener tus propios principios y tus propios criterios y modos de comportamiento, y aún así respetar los puntos de vista y las acciones de los demás. La verdad no es un monopolio de nadie, de ningún grupo ni de ninguna doctrina espiritual.

El cotilleo, la crítica y los juicios son algunas de las manifestaciones más sutiles del odio. Encontrar los defectos de los demás y meterse en los asuntos ajenos son hábitos destructivos que crean inquietud y agitación en la mente. La tranquilidad y la paz Universal son posibles únicamente cuando el odio, los prejuicios y la intolerancia son sustiutidos por amor.


                                                VIVIR EN EL PASADO


                           

Cuando te sientes a meditar, es muy posible que experimentes pensamientos vívidos de experiencias pasadas. Puede que recuerdes acontecimientos que habían estado enterrados en el subconsciente durante muchos años. Recuerdos de conversaciones o de gente a la que querías y has perdido agitarán tu mente y dificultarán la meditación. La imaginación puede desbaratar el pasado, creando desequilibrio y discordia en la mente.

A medida que vamos haciéndonos mayores, la mente tiende a vivir o a pensar más a menudo en los acontecimientos pasados, con lo que no nos deja vivir plenamente el presente. Sueños de infancia, días de escuela y de juventud son sólo sueños y deberíamos dejarlos atrás con cuidado y para siempre. Intenta escapar de todos los pensamientos del pasado, tanto de los lejanos como de los más recientes, y vive plenamente en el presente.


                                                          EL EGO Y LA SOMBRA


                                          

El ego que se esconde tras la máscara de la personalidad humana es uno de los mayores obstáculos que se deben superar para conseguir la paz duradera. El ego es esa sensación de conciencia de uno mismo y de sus posesiones que se manifiesta como egoísmo y como un sentimiento de separación del mundo. Normalmente se dice que la gente demasiado segura tiene un gran ego, pero la gente que es muy tímida e introvertida también posee un gran ego; su sentido de sí mismos, sus cosas y sus posesiones es igual de fuerte.

El ego adora sus propias ideas y evita los cambios. El disimulo, la hipocresía, la exageración y el secretismo son características de un ego dominante. Un ego poderoso nubla el intelecto. Puede que mienta para encubrir sus equivocaciones, para mantener su posición, para reafirmarse en sus propias ideas o para consentir los malos hábitos. Puede que haga uso de la autojustificación, o que niegue errores y defectos, y puede que no sea consciente de las consecuencias de las acciones promovidas por sus deseos egoístas.

A menudo, los que poseen un ego exagerado no saben lo que quieren decir y no quieren decir lo que dicen; se vuelven demasiado tercos y autosuficientes para ver claramente lo que está pasando en sus mentes. Intenta realizar una introspección y aceptar tus defectos. No seas dur@ contigo mism@ y ten compasión cuando descubras aspectos de tu personalidad que tu ego prefiere no ver.No esperes la perfección en esta fase; si eres capaz de aceptar los errores y equivocaciones de tu carácter ya tienes media batalla ganada. Los cambios llegarán una vez que los aceptes.

Mediante la meditación regular y una fuerte determinación a erradicar el egoísmo desarrollaras una voluntad poderosa y desinteresada. Será entonces, mediante el trabajo persistente y la dedicación, cuando empieces a ver los cambios positivos de tu personalidad y de tu comportamiento.



                                       

Para limpiar el alma hay que llorar, en este cielo compartido la lección es haber vivido.


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