Lo que caracteriza a un genuino yogui nunca es el politiqueo de pasillos, ni la voluntad de poder, ni las exigencias o imposiciones, ni el anhelo de detentar el monopolio de la verdad y erigirse en juez de otros o en fiscal que determina si un instructor está capacitado o no para su trabajo.
¿Quién puede ser tan desmesuradamente egocéntrico para arrogarse tal derecho? El yoga está más allá de títulos y titulitis, de luchas entre escuelas nacionales o internacionales, federaciones, grupúsculos o partidismos; más allá de las instituciones porque, como dijera Krishnamurti, todo lo que se institucionaliza se torna putrescible, y lo peor que se puede hacer por el yoga es tratar de etiquetarlo, clasificarlo e institucionalizarlo.
Shankaracharya, Ramana Maharshi o Aurobindo, ¿necesitaron un título, un diploma, un certificado? Es obvio que el profesor de yoga debe formarse y prepararse a fondo, pero en todas las profesiones y oficios es inevitable que haya intrusos o incluso impostores y desalmados, si bien es el aspirante o practicante de yoga el que debe utilizar su propio discernimiento y poner a prueba al profesor.
El yoga es libertad, y no un sistema de jerarquía y purpurados, que de eso ya saben mucho las religiones institucionalizadas. Pero afortunadamente no el yoga, que respeta todas las creencias y es un método universalista y no adoctrinante de autorrealización.
Que no cuenten nunca conmigo para institucionalizar, federar, regular, limitar y rotular algo tan grande como el yoga. Quiero ser libre, como los yoguis del mundo, los sadhus, los sannyasins, porque el yoga es libertad interior, lucidez, compasión y expansión.
Ramiro Calle
Ramiro Calle dirige un Centro de Yoga y Orientalismo en Madrid desde hace tres décadas, en el que han recibido enseñanza más de doscientas mil personas. Ha viajado más de cuarenta veces a la India. Prolífico ensayista y autor de novelas, relatos y libros de viaje.
En este momento estamos releyendo Viaje a La India, os lo recomendamos, no tiene desperdicio. Gracias Ramiro por tus libros enseñanzas, transparencia y claridad en esta carta que he rescatado de una revista de hace años.
Namasté, Kali-Shanti.