Forzándose demasiado a sí misma, llega a romper sus conexiones. Permaneciendo demasiado ocupada, no tiene tiempo. Haciendo por los demás, se descuida a sí misma.
Definiéndose sólo a través de los demás, pierde su propia definición.
La mujer sabia riega primero su propio jardín.
"El Tao de las mujeres"
No hay comentarios:
Publicar un comentario